Wednesday, September 5, 2007

Odds and ends

  • Diario las Americas’ editorial (English here, Spanish here) offers a grim view of the recent diplomacy between Cuba, Venezuela, and Colombia, including the very cordial summit last week between Presidents Uribe and Chavez. “The position of the tyranny in Havana consolidates, and the Chávez government emerges as an arbitrator,” it reads. Who knows if the maneuvers aimed at a peace agreement in Colombia and the release of hostages held by Colombian guerrillas will ever bear fruit; for now there’s the ongoing spectacle of President Bush’s favorite Latin leader viewing his least favorites as legitimate interlocutors.

  • Encuentro reports on an article in Vitral, the Pinar del Rio diocesan magazine, calling for the Cuban state to permit religious schools. It calls for overcoming “the anachronism of thinking that the only one in society charged with and responsible for the work of education is the state school, because this is not a right belonging only to the state.” Encuentro’s article is here; I couldn’t find the complete Vitral article itself. Update: reader Juan Cuellar found the editorial here.

  • Uncommon Sense has an interesting report on the arrival in the United States, with a normal immigrant visa, of a man who apparently worked in state security and testified for the prosecution in the 2003 trials following the arrest of the 75 dissidents. Presumably, this is the kind of guy our government would not want to let in. If all the details are as reported, we would have to conclude that our consulate in Havana does not have a list of the agents who testified in those trials, which were not open to the public, but were amply covered and were attended by defendants’ families, with whom U.S. diplomats have ample contact. With immigration procedures this loose, and with a no-questions-asked policy for thousands of Cubans arriving each year by boat and at the Mexican border, can anyone believe that the post-9/11 Bush Administration really believes that Cuba is a state sponsor of terrorism?

4 comments:

Fantomas said...

Peters Cuba is full of Terrorists since 1959

You should know this by now

C mon

Juan Cuellar said...

La Iglesia de Cuba pide participar en educación del regimen
La revista Vitral, de la Diócesis de Pinar del Río, le pidio al gobierno abrir espacios para la participación de la Iglesia Católica y otros grupos de la sociedad civil en la educación cubana. Esta peticion surge despues que el director y creador de Vitral, Dagoberto Valdez renunciara por presiones del clerigo por su posicion contestaria al regimen.

PorCubaparaCuba



Here it is Phil:

Editorial de Vitral

http://www.vitral.org/vitral/vitral80/edit.htm


Desde hace tiempo, entre los analistas de la sociedad cubana, y entre el ciudadano cubano de a pie, se abre la convicción de que una de las mayores urgencias en Cuba es la educación, no como un derecho social que haya que exigir, ya que el acceso a la educación está al alcance de todos, pero sí en cuanto a la propuesta educativa porque la decadencia que afecta al ámbito individual, familiar y social, puede ser debido a la debilidad de dicha propuesta.
Tanto en un niño, un adolescente, un joven como en un adulto, la falta de una verdadera educación lleva a una vivencia distorsionada, parcial, superficial y casi sin capacidad de análisis y discernimiento, con la realidad, y hace que lo único que interese sea lo que le apetece a uno, donde todo se vuelve relativo: lo bueno o malo, lo verdadero o falso, lo justo o injusto.
Por ello al comenzar el curso escolar consideramos oportuno tratar de reflexionar acerca del proceso educativo en el cuál están inmersas personas de todas las edades de nuestro país.
¿El programa educativo que se aplica realmente en nuestra enseñanza a los distintos niveles, profundiza en la formación de valores y en la responsabilidad ciudadana? ¿Tiene como finalidad formar profesionales o formar personas con un verdadero sentido de la vida? ¿Enseña a los estudiantes a elegir, asimilar y expresar los valores por sí mismos, de forma tal que sean capaces de descubrir aquellos que son necesarios para una vida sana, fuerte y correcta? ¿Es la persona, es decir, el educando y el educador lo más importante dentro del proceso educativo, o lo es la ideología que se expone y se defiende? ¿Juega la familia de una manera real un papel protagónico en la educación de sus miembros?
Si la respuesta a estos cuestionamientos es negativa, entonces es muy probable que al final de dicho proceso educativo logremos un profesional capaz y competente en su especialidad, pero no necesariamente una persona que pueda vivir de una manera responsable su vida.
Si por el contrario la respuesta es positiva, entonces además de un buen profesional estamos formando personas autónomas que saben elegir por cabeza propia y asumir con responsabilidad las consecuencias de sus actos, que respetan la riqueza de la diversidad sin caer en el relativismo moral donde “todo vale”.
Personas que reconocen el valor de la opinión de los demás utilizando el diálogo y no la polémica o la imposición para defender sus ideas, y que actúan con conciencia crítica y recta e interpretan los problemas de la sociedad, buscan sus reales causas y están siempre dispuestas a revisar comportamientos y proyectos que beneficien realmente a los individuos y a la comunidad.
Todos los cubanos y cubanas de buena voluntad, independientemente de sus creencias religiosas o políticas, desean que nuestra sociedad avance hacia una humanización integral, y para ello es necesario en el campo de la educación una proyección que permita y que ayude a los hombres y mujeres de nuestro país a encontrar el sentido de sus vidas, que es un auténtico desafío sobre todo cuando la tendencia a la masificación y a la despersonalización conjuntamente con la búsqueda afanosa de bienes básicos de subsistencia atrapa hoy a los cubanos de una manera casi absoluta y los convierte en hombres y mujeres fragmentados en su interioridad.
Para lograr esta proyección educativa, es necesario poner a la persona humana, tanto el educando como el educador, como centro, principio y fin de todas las estructuras e instituciones y éstas a su vez, al servicio de la persona y no a la inversa.
Para ello deben emplearse métodos, donde se tenga en cuenta las características personales, que por supuesto difieren de una persona a otra, porque todos nacen con determinadas aptitudes características, con cierto ángel sui géneris que debemos ayudar a descubrir y alimentar y determinadas vocaciones que también debemos contribuir a su desarrollo pleno.
Pero esta atención no debe descansar en la clasificación excluyente de alumnos buenos, regulares o malos, como si fuesen simples objetos, donde para muchos, valer y comportarse como persona, depende única y exclusivamente del proceso de instrucción, de su rendimiento académico y no de su crecimiento interior en valores personales. El proceso formativo no se limita a la instrucción, su objetivo es preparar en, por y para la vida.
Generalmente cuando hablamos de educación nos quedamos con la sola idea de instrucción. Pensar esto es asimilar una parte integrante del término y olvidar los elementos que la comprenden.
La instrucción es la comunicación de ideas o conocimientos, como puede ser el teorema de Pitágoras que un profesor enseña a sus alumnos. Estos contenidos se dirigen a la inteligencia; sin embargo, la persona humana no es sólo inteligencia, es también voluntad y corazón.
En este sentido podemos definir la educación como el desarrollo de lo humano en el hombre, la promoción de todas sus virtualidades perfectivas que están latentes en su naturaleza humana y le hacen alcanzar el estado de virtud, es decir, hacer realidad las palabras de José de la Luz y Caballero “instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”.
La verdadera labor formadora, permite concientizar que todos los estudiantes hacen falta, cada cual con su posible capacidad académica, profesión o misión en la vida, de lo contrario la falta de esa diversidad que muchas veces criticamos y rechazamos, mataría la propia existencia del hombre.
No es encasillar a los estudiantes en diferentes grupos académicos lo que nos permite garantizar el progreso de la sociedad, sino el ponerlos en un solo grupo que es el de las personas humanas y lograr que cada cual desde su posibilidad académica y cognitiva desarrolle los valores humanos que lo caractericen como una persona que aporta al prójimo y a la comunidad.
También es necesario, recuperar y promover el sentido de que la familia es la máxima responsable de la educación de sus miembros, que no se limita el reconocimiento de este derecho a promover actividades extraescolares en las que participe la familia conjuntaente con los educadores, sino donde los padres puedan elegir libremente el tipo de educación que creen mejor para sus hijos, que significa poder escoger el estilo pedagógico, los contenidos éticos y cívicos y la inspiración religiosa en los que desean formarlos integralmente, y para lograr este fin se hace necesario, una educación pluralista, que no se identifique con una única ideología.
Es un reto y una necesidad superar el anacronismo de pensar que la única encargada y responsable de la labor educativa en la sociedad es la escuela estatal, porque esto no es un derecho solo del Estado y dar espacios de participación real a otras formas de educación informal provenientes de la iglesia o de grupos de la sociedad civil.
Hay que recuperar hoy en Cuba, y con urgencia la figura del educador, como alguien que siente una vocación a enseñar y no como el que asume un compromiso de una manera emergente, porque ser educador nunca debe ser una emergencia, sino que debe ser un reto, un riesgo y un compromiso, por cierto, muy útil para la sociedad.
Para esto, es necesario que sea una persona con determinadas características en su personalidad, entre las que se deben destacar: educado en la humanidad y la convicción de que nunca ha terminado, ser capaz de educar en el gusto estético, coherente en el pensar, el decir y el hacer, ser capaz de despertar en el educando la responsabilidad de tomar las riendas de su vida, educar no solo en conocimientos sino en sentimientos, desarrollando valores tales como la tolerancia, la humildad, la paciencia y la capacidad de diálogo. Debe ser un elemento de unión y nunca de exclusión, porque solo así podrá ser un abridor de puertas y un derribador de muros y optar siempre por una educación desde el acompañamiento.
La batalla por la educación nace de la pasión por responder al desafío educativo que nuestros tiempos inquietos plantean y que hoy en Cuba piden pasar de una instrucción, que en el mejor de los casos, prepara para una determinada profesión, y no puede ser el ombligo de la labor educativa, a una educación verdadera que prepara para la vida, porque lo más importante es lograr que cada educando, según sus propias capacidades intelectuales alcanzadas, sea ante todo una persona humana, en constante crecimiento y desarrollo en la calidad de su relación psicológica y afectiva consigo mismo, con los demás, con el entorno y con el trascendente.

Pinar del Río, 15 de agosto de 2007
Día de la Asunción de la Virgen

Juan Cuellar said...

Bush is responsible for what a burocrat in SINA does. Fertile imagination. Instead of an investigation to find out the truth, as Phil often do in cases like Radio y Tv Marti, he merely blames Bush and exonarae the terrorist nature of Castro's Cuba. Excelent reasoning.

leftside said...

Yes, the US Government will allow an official of a "state sponsor of terrorism" into the country - and probably even provide him with my tax dollars. But if I were to have mailed him a letter of support while in Cube, or a check for $10, then I could be prosecuted under the Patriot Act and put in jail for life...