Readers have pointed out a second essay by Pedro Campos, author of the 15 proposals on economic policy discussed here last week.
In it, Campos rejects the view of Jorge Ferrer in El Tono de la Voz, that Fidel Castro’s “superrevolutionaries” essay from last week was aimed at ending the “healthy” debate on economic policy within Cuba.
Nor did Campos appreciate the suggestion that he, Soledad Cruz, and others are positioning themselves for the post-Castro future. For good measure, Campos throws in some anti-Miami rhetoric. (Ferrer is in Barcelona, but we get the point.)
Campos pointed out that his 15 proposals are part of a debate now taking place within the system. As he made clear in the preamble to his 15 proposals, his aim is to strengthen socialism. I don’t believe, as one reader suggested, that he backed away from those proposals; in fact he didn’t address them at all in the second essay.
The interesting issue here, in my view, is the nature and limits of the economic policy debate in Cuba today. I won’t interpret Campos’ views, but I’ll give my own sense of where things are.
In November 2005, Fidel Castro gave his last major policy speech at the University of Havana. He identified Cuba’s economic troubles as a threat to the long-term survival of socialism. He focused particularly on black-market activity, and his policy views were clear as a bell: more centralization, more law enforcement, more social workers in the gas stations.
Then Fidel fell ill.
Then others continued to take up the theme of the economy, but in a different way, pointing out that the black market is the result, not the cause, of Cuba’s severe income inequality. And that a family that lives on a peso-only salary can’t cover its basic needs. The October 2006 Juventud Rebelde series exposed many state enterprises as dysfunctional and showed examples of enterprises that would cease to function if their employees were to work strictly by the book.
So Fidel kicked off the debate, but its terms seem broader than they would be if he were the sole referee. Among the many questions to be answered, the big one is what Raul meant on July 26 by “structural” change.
In the end what counts are results, and I’m making no predictions on that score. But I don’t believe that last week’s “reflection” shut the process down, and I think we’re in for a very interesting time ahead.
1 comment:
http://www.cubanet.org/CNews/y07/sep07/10a4.htm
¿Parches o recambio?
Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - Se comenta que en lo que resta de 2007 y el primer semestre de 2008 el gobierno pondrá en práctica discretas libertades económicas. También los rumores indican que se les permitirá a los nacionales el acceso a servicios ahora sólo al alcance de los extranjeros, residentes y turistas.
Entre el paquete de medidas adelantado por los adivinadores de ocasión, especialistas en chismes y profetas de barrio que hablan con determinación bíblica, aparece la posibilidad de que los cubanos puedan ir directamente a solicitar los servicios de telefonía celular .
Lo significativo viene dado en que ahora es obligatorio acudir a un visitante foráneo para firmar el contrato. Dentro de pocos meses, de acuerdo a los rumores, ésta reminiscencia de apartheid será historia antigua.
También se baraja entre el cúmulo de "regalos" el libre acceso a las instalaciones hoteleras, hoy sólo accesibles a los que posean ciudadanía o residencia en otro país, incluidos los cubanos mudados a otras geografías.
Pudieran parecer pinceladas de ficción, sin embargo, ambas son realidades en una nación donde los regentes del poder han hecho del nacionalismo y la soberanía dos pilares de peso en la estructura ideológica. Increíble, paradójico, pero cierto.
Según los agoreros de las "buenas nuevas" las ofertas serán al mismo precio. Hecho que revelará una exigua clientela y un elemento para acentuar las diferencias de clases ya de por sí problemáticas y contraproducentes para el sostenimiento del discurso revolucionario.
Pagar más de 100 pesos convertibles (120 dólares) por tener una línea de telefonía móvil y posteriormente sufragar tanto las llamadas efectuadas como las recibidas, esto último calificado de extorsión por los clientes, se convierte en un lujo que ningún trabajador cubano podría darse. De los salarios los únicos que hablan son sus víctimas, la gente que debe hacer malabares para cubrir las más perentorias necesidades con sueldos que oscilan entre 10 y 16 pesos convertibles al mes (8 y 13 dólares respectivamente). De aumentos, silencio. Una condición que sirve de leña al fuego de la ira popular domesticada hasta el momento por un terror con amplios márgenes de eficiencia.
Por otro lado, en el éter y en la boca de las estrellas del rumor, anda el comentario que subraya la ampliación de los llamados trabajos por cuenta propia (particulares) como uno de los reacomodos de las fuerzas políticas vinculadas al castrismo raulista, al parecer decidido a adoptar medidas que salven algunos "muebles" del desastre.
Raúl Castro, designado hace más de un año como el sucesor dinástico, se propone ensayar un novedoso tipo de socialismo. Ya se alistan para extender el perfeccionamiento empresarial a una mayor cantidad de empresas estatales con el fin de hacerlas rentables, además se hacen públicas apelaciones para que se empleen en la agricultura normativas que favorezcan un crecimiento productivo sostenible y se acabe con el desabastecimiento, la inflación y los pésimos niveles de calidad.
Otras de las presuntas novedades que recorren pueblos y ciudades, son las modificaciones en las políticas inmigratorias. En cuanto a este sector, los iluminados, dan como segura la eliminación del permiso de salida. La especie de salvoconducto que necesita cualquier cubano para salir del país, temporal o definitivamente.
Es muy difícil forjarse un panorama de lo que podría ocurrir, en el lapso determinado por la "rumorología", para los cambios de conceptos y de estrategias.
No se puede perder de vista que los rumores son como una liebre que salta con destreza delante del cazador. El error en el tiro es factible y es lícito pensar en una distorsión de la verdadera naturaleza de lo que se murmura.
Dentro de un año se podrán ajustar los anuncios que hoy sirven de soporte a la esperanza de miles de coterráneos y lo que en realidad festejaremos o padeceremos. Sería lamentable que en vez de un recambio, se estén fabricando simples parches para continuar la marcha. De ser así es lógico pensar en un accidente.
Los neumáticos del socialismo en Cuba no resisten otras andaduras. El reventón es posible y el abismo también. Los visionarios de barrios y cuarterías añaden al paquete este escenario. Puede que los hechos les den la razón.
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